Oculto

Tengo un lugar reservado 
 que te pertenece, sin  cerrojo
ni flores...
tu escondrijo,
 tu secreto violado, 
tu mar de certezas
eres conmigo, quien tu quieres .

Bajo mi piel, viven tus  dudas
apenas te alejas
y ya estoy esperándote.

Soy  tu árbol,
 tu verde seco, tus  hojas caídas
te ocultas en mis raíces cada noche,
y bebo tu savia.

Eres lo inevitable
y mis brazos , tan solos de ti,
 se caen rotos y marchitos
y mi piel de bosque, 
 tu primavera , tu invierno
muere, muere, muere.


María Cayo




Me escribo

Mi piel es una página en blanco,
la escribo, la borro , arrugo , reescribo
mis piernas son las fábulas inconclusas,
en este libro  que nunca te leí.

Mi índice, espera el tuyo
que tu dedo no encuentre el capítulo
y busque línea tras línea una palabra.

En mis escritos hechos a mano,
se esconden tus ojos ciegos.
Soy tu mito y leyenda, tu verso
he aquí que me encuentro sola
con una vela de luz pequeña
y ortografía sin acentos.

Escribamos juntos el tiempo,
que mi novela por leer sea tu cuerpo,
conocer tus historias contadas,
y aprender el alfabeto braille, sin prisa.


María Cayo


Tu palabra

Tu palabra,

viene cada mañana

y me acaricia los ojos.

 

Tu palabra,

me desfragmenta,

y  me lees en pedazos.

 

Soy una rosa frágil

en tu voz que dice

 de mis espinas.

 

Tu palabra,

me besa la frente

cuando lloro.

 

María Cayo



 

 










Vino un poema

Vino un poema y no tenía agua

ni pan que regalarle,

pero le invité una silla

y una parte de la almohada.

 

Ofrecía a cambio una metáfora

(un poco cara, por cierto)

no me importa saber el secreto

cuando el mar es mar,

la tarde es tarde, la manzana es fruta.


Y convivimos un tiempo,

con un lenguaje figurado

de los  hai-kús  solitarios

hasta que se  quedó en silencio.

María Cayo






 


Motivos para estar triste


el autobús que no pasará a tiempo mañana

el teléfono descolgado a voluntad
el cenicero lleno de basura
el estómago de vacíos
el árbol de invierno
las palabras frías
las manzanas
tu sonrisa
tus ojos
tu piel
todo
...

María Cayo

Sin piedad



No me tengas piedad,
olvídame en intenso
en azul marino,
a 42 grados, a herida viva,
bebeme en tequila
haz que llore
mucho café a la taza
restame en la suma,
borra las lunas dibujadas
táchalas con rojo, si quieres
coloca la caricia en lo alto de un árbol
esconde mi collar en una maceta
la seca, la sin agua
anúdalo todo,
en el bote de la esquina
tira mis restos...

desaparece los relojes
nos haremos ciegos
insensibles,
desangremonos pues
antes de que llegue el alba.

María

Despertar

Despertar cuando otros duermen, 
es la verdadera noche,
esencia de uno con la luna
sin más preguntas, 
que las mismas.

Despertar cuando otros duermen, 
es la verdadera noche,
esencia de uno con la luna
sin más preguntas, 
que las mismas.

¿a dónde ir? 
al efímero minuto del insomnio

Un paraíso hermoso
que carece de respuestas
y entonces
hace frío.

Tengo sed, la de palabras
y el dialogo conmigo
es amargo café, es caliente y mío...

María Cayo.
al efímero minuto del insomnio

Un paraíso hermoso
que carece de respuestas
y entonces
hace frío.

Tengo sed, la de palabras
y el dialogo conmigo
es amargo café, es caliente y mío...

María Cayo.

8 mil

Hay un amor que duele en mi rodilla, 
un amor artrítico y pálido
lo encontré una noche aburrida...
titiritaba de frío. 

Mi vida se partió en dos
al conocerle.
mi boca vive a 8 mil kilómetros
y ya no como, ni beso.

duele estar sin  ojos
caminar a ciegas
 un mar fatigado,
lleno de objetos inútiles
y salado de lágrimas.

María
Duele el tiempo

Una sensación molesta de que no vengas
tan poco siglo para darme y
te acompañas de los meses, con  prisa
que las hojas de los árboles caen en primavera
y las frutas nunca maduran
y la luna se asoma a la 1 de la tarde
y mi cuerpo lo lamenta.

Me duele el tiempo
el que perdemos sin tocarnos
el que pasa como lluvia sobre el tejado
el que nunca borro en mi calendario
el que me mira estupefacto y cruel
el que no tienes.

eres mi minuto tarde
la hora después, la madrugada
penetras a mi sueño, cuando ya desperté
y abro los ojos un poco envejecida
y mis caderas ya no caben en un columpio
ni mis manos soportan arrullar un niño
ya no soy la que fui,
se ha ido desgastando mi cordura
con los inviernos.

No hay tiempo
se nos acaba a ambos,
pasan las horas sin hacerte el amor
y por eso hago poemas,
para tatuar los instantes y los ríos
los orgasmos y tu cara
fotografiar la emoción
en una pintura rupestre de
la última morada
de mi boca en tu boca
de mi saliva en tu hombro
de mis relojes descompuestos 
con una mirada tuya.

Desgarro las prendas de los segundos
para que tu los cobijes en verano
todo pasa rápido,
los cigarros se consumen a sí mismos
con velocidad enfermiza
y me quedan una pregunta
un cómo fue que ahora te quiero...
ya no existen más misterio en el bolso
solo miedo a que que todo se aleje
en medio de años perdidos...
y los senos
no tan firmes, extrañan tu arqueología
tu expedición profunda
mis dientes se caen, a destiempo
regresando mi voz a su lugar de origen
los silencios
intentando decir palabras con pocas sílabas
para que me escuches
pero la edad, te ha vuelto sordo.

No me hables de esperanza,
háblame de la vida que se nos ha ido
por tantos caminos, sin nosotros.

María Cayo

A Ruben Callejas




Sr. Poeta:

Hábleme más, señor
de ese deseo ferviente
de hacer alas con palabras,
tanto cielo por volar...

Olvido mis fobias, cuando lo leo
es agua a una sed de todos los años
¿dónde estaba su lago? quizá en mi vaso...
dígame el secreto
para  acariciarlo todo, sin las manos.

Su poema es la tierra
donde se cae mi beso inocente
y las ventanas se abren
como queriendo respirar el viento
a través de su alma tan lejana.

Usted , vendedor de voces,
barco imaginario,
amante de musas de cabello largo
nacen sus palabras finas
entre pianos y violines, mate bebido
caminan por la plaza y la gente
en el desierto ocre de mis nostalgias
usted me completa la tarde,
cuando recojo uno a uno cada verso
y la mirada mía, acostumbrada a la ceguera
y al llanto, al suspiro.
le pertenece por instantes cada vez que lo desnudo.

Lo invitare un café, que nos moje los labios
para beber de una vez por todas una noche
su lengua y la mía, sin erotismo
juntas en el amargo caliente, dulce
de un poema olvidado y que quema.

Tuve que encontrarlo, Señor poeta
aquí, en la nada, entre la página fría
de un mar de solitarios
aunque se esconda, tras los muros
era necesario encontrarlo. Créame.

No se muera nunca Sr. Poeta
¿Dónde encontrare su abrazo?
si no es ahora, mientras me lee y lo leo.

María Cayo.

No cualquiera resiste estar solo

Se necesita tener un animal dentro, feroz
construir de lunas rotas, una noche común
suplir antojos, quitarse las dudas, la ropa.


Abres los ojos un día y  ya estás solo 
se coincide con solitarios cotidianos, 
y aprendes su idioma para guardar silencio
te guardas la palabra si no hay almohada.


Hablas a solas, comes,sin salida alguna
llenas de habitantes imaginarios el ropero
 y de emociones submarinas tu ego.


No todos saben estar solos,
se requiere de técnicas y estrategias
acomodar por colores las vivencias, 
sonreír como un pobre idiota
y echar buenas raíces, 
hay  solos que  hacen poemas, 
una canción, un cuadro, un dialogo brillante
y miserable..
platicas con el diario, con el café
o el guayabo del patio y envejeces.

Tragicomedia deliciosa,
donde eres protagonista y antagonista
y la soledad te aplaude, para que no te sientas solo
la muy hija de la chingada.

 

María Cayo



Mis batallas perdidas


He besado mi tierra sin remilgos,
colocado abrazos donde me los han pedido
regalado flores y cartas, desprecios
hay cines en mi historia, libros, y quejas
sé del elixir de una buena copa y un mezcal barato
la soledad la integro y desintegro a mi antojo
tengo buenos amigos y también conocí el odio
la repugnancia, el asco, la desolación
y nada me impide detener mi paso para ver una ola
saborear un colibrí,

Mis batallas no han sido perdidas del todo.

Se de amor y desamor,
de intensas noches y mediocres, he vivido toda tipo de lunas
menguantes,lllenas y vacías...
sola o acompañada
doy bienvenidas como despedidas a los míos, 
puedo decir "adios", aunque nadie se vaya
aunque todos se queden...
palabreo "te quieros" y también "te extraños"

Lo perdido, fue ganado
según el cristal exitosa o fracasada
y no me importan demasiado los diretes
los anteojos con que me miran
empañados, claros, rotos, sucios.
la que percibes , esa soy.
ligera transparencia
ligera benevolencia
nostálgica a veces ¿ y qué?
hago muchas cosas a medias,
amo, con la mente o cuerpo
según lo requiere el otro

no olvido, no olvido nada.
no olvido nunca.

¿quién no se equivoca?
todos los días tengo errores de colores
soy una poca cosa con alta autoestima,
soy poeta y mujer
soy madre y mujer
soy mujer
soy una mujer cualquiera
en un mundo cualquiera.

Mis batallas perdidas no han sido perdidas del todo.

María Cayo

Triste

Mi palabra busca un descanso, 
 paradero con sombra, oasis
para que el día no cale.

Mi palabra , como niño
juega a gritar y callarse
antes de caer en un sueño...

Cada oración, párrafo
busca un dios, para orar
y pedir el  milagro,
de la metáfora secreta.

Mis palabras buscan libertad
y encuentran silencios.

María Cayo