Añoro tus últimas palabras,
que se llenaron de silencios...
he rasgado en mis adentros,
y no hay miradas qué recordar.
Guardo tu aroma y el calor de tus manos
en mi caja de los colibrís muertos,
Y digo que estoy triste
cuando intento restaurar en la mente
este amor descompuesto, arruinado...
Fuiste frío y te extraño,
te deshielo y vuelvo a quemarte
estoy despoblada de rosas blancas
se me decolora el alma , cuando te vas
y la lluvia, me canta tu voz
que se graba en mis venas
y reproduzco de vez en cuando.
María Cayo
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