Somos dos.
Aceptémoslo, nos agrade o no, somos dos
dos cuerpos, dos personas, dos amigos.
dos solitarios, dos amantes, dos felices miserables.
Tus ganas de todo y y mi nada se encontraron,
tu espacio sin luna y mi fugaz estrella,
somos dos: el ruido y silencio,
tu risa sarcástica y mi lágrima.
Aceptémoslo o no,
Eres la resistencia y yo el nobel de paz,
somos el anexo y el alcohol,
sin tomarnos de la mano, sin el beso,
ya no hay manera de no ser,
y somos dos sin suspiros innecesarios,
que se encuentran para ser uno,
un orgasmo vivido, un recuerdo malsano.
María Cayo
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