Las rosas

 

Las rosas ahora son carta sin destinatario.

 

Tengo todas las miradas tuyas en una colección bajo la almohada. Saber que dicho almacén es inútil, me reconforta...
calientas el espacio que le corresponde al polvo.

Tocar los puntos frágiles de esa mujer que decide la soledad como estado civil, es lamer una desnudez que parece herida por el tiempo.

Amanecer en todas las épocas, con un frío que se refugia en el erotismo más inmediato, el de los roces mínimos.

Y esa mujer tiene muchos nombres, detrás de todos los suspiros, una noche recuerda que tiene piel.

Le quedan palabras por escribir, besos por beber, cigarros por fumar y el amor, se lo ha cogido pronto. 

.. sus cabellos están hechos de la sensualidad más cara e intocable, coloca en sus ojos los días de la semana y espera la cita para volverse seda, princesa.

Cotidiana amiga de la luna. Acomoda piedras en su cama, en los espacios vacíos, para desbordarse en río cada madrugada.

Tocar los puntos frágiles de esa mujer que decide la soledad como estado civil, es lamer una desnudez que parece herida por el tiempo.

Desgarrada de pensarte, tu ausencia me duele. Como el frío que golpea cada noche a la luna, así duele. Te espero todas las horas, incluso cuando duermo.

No te hubiera dicho nada, mi primera palabra resbaló en tu hermosa sonrisa. Te hice mío y te colgué como un cuadro valioso, único y te atreviste a decorar mi casa sola, de vacíos muchos.

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