Adivina

 

Usted señor sabe que adivino sus historias
sus manías,
que toco su pelo con devoción
que conservo esa triste costumbre de pensarlo
que se deshojó con el viento

usted sabe señor
que me debe cada insomnio
que se durmió con mis ojos en sus hombros

Adivinó mis letras trasmutadas
en 
caricias
lamentos
golpes
cosquillas
besos
sueños 
y sin embargo,
se atreve a leerme.

usted sabe señor
que disipó mis fragmentos
abrió mis botones
y conoció a alguna de las que me habitan.

Dice usted que todo lo sabe,
que no hay alas
que no fuimos
que no hay señal, 
no hay cabello mío en su almohada
que estuve a sus pies
ese lugar extraño y poco gentil
para quererlo.
y los besos existían

no preocupa no estar a la altura de su mirada
señor,
si yo sé, que usted sabe lo que no sé.

mis letras son escritas 
para ser póstumas
son epitafio, canción de cuna,
mito, perfume
no versos, no se equivoque.

Amo lo que sabe
sin saber nada, del todo.

hablemos de lo volátil, no más de lo eterno.

María Cayo.

 

 

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