Puño cerrado

Cuando llegaste, 

teníamos ambos las manos vacías

tuve que irme de cada nudillo, de tu palma

aun guardo los besos en mi puño cerrado

como si todavía estuvieras,

como si mis dedos de causas perdidas

de caricias individuales,

te dieran nuevas bienvenidas,

cada vez que los miro...



                                                           María