Poeta
Cuando escarbas la tierra,
se te enfrían las manos, empolvado
hablas y hablas y hablas contigo
entre epitafios cotidianos
Pareces animal, alebrije
reptil de lengua larga, niño de sol
empleado, herido de las fauces
ave de rapiña, colibrí azul
sin alas ni patas.
eres uno más de los ningunos
te desvives antes de morir
ofuscado de la certeza diaria
de las cosas menos verdes,
contemplas el aire oscuro
de toda la belleza miserable
rufián de cuello largo, santo
escondido caracol sin concha,
demonio angelical, solemne
satisfecho comelunas, obrero
ovillo de dorados hilos, soñante
alimañero de bosque y desierto
cocodrilo de río, pez dorado
indigente y cosmopolita
Te guardas helado, álgido
palideces cuando el fuego,
matas a toda palabra rota
la sanas y recortas, colocas el collage
mientras escuchas la vida muda
sobre paredes de barro, enmohecidas
haces tu canto doliente, tu música
y miras al cielo, rezas la palabra
te sientas a la espera de otra nube
como una posibilidad de volar
como si fueras un milagro resuelto.
María Cayo
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