Sin aire

 Sin aire


Tu silencio ha llegado a mis pulmones,

 me falta un cigarro para escucharte

aunque el sol sale todos los martes,

 la hipótesis es que me llueves.


No hay señal de mi deceso,

 pero me has llegado a los órganos…

 ¿Es aceptable que me invadas?


 Sobre tus hombros cargas

 todas mis carcajadas e historias

 y esta tos me hace más torpe, inútil

 y soy mi único sistema, mi costumbre

 con estrategias inválidas para llorar.


 Y con tu  inteligencia infinita, susurras:

“Pienso esto por esto,  por aquello, por lo otro..”

 y entonces, se me acaba la paciencia

y el oxígeno es muy caro…


¿Y la premisa, la promesa?

 

No hay argumento más pobre,

que  este cuerpo sofocado y exhausto

sin más aire contenido, englobado

sin suspiro de este octubre,

ni un instante de verdades,

para respirarte en agua o en cualquier parte.


María Cayo







No hay comentarios: