Tocar fondo

 

Tocar fondo


Ya no puedo guardar nada,

mis bolsillos, las alacenas

mis brazos, casa, memoria

se han quedado sin espacio.


¿En dónde te pongo,

para que no me olvides?


Tienes demasiados rostros,


eres mi deuda impagable,


el pecado inconfesable,


mi experiencia mortal,


¿amarte..? ¡qué molestia!



Te escondes siempre,


abajo del jardín,


en el fondo de mi alma,


hasta el final de la calle,

 

en la luciérnaga, piedra de mar.



Para no dejarte huérfano,


procuro encontrarte a veces


en mis latidos y horas, veranos

pero debo  confesar , amigo

que he tocado fondo,

y prácticamente desahuciada,

me decido a olvidar tu rostro

tu voz, tus imágenes coloridas,

tu café de la mañana y la risa,

pero así es la vida.


María Cayo











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