¿De dónde vendrá tanto llanto?

 ¿De dónde vendrá tanto llanto?


Me escondí los ojos para no llorar...

tragué con agua el desánimo cotidiano

y sin embargo, ya no pude contenerme

la presa , el río, liberó su caudal

cómo un hecho insólito, cuestionable,

algunos juzgaron la ultima lágrima evaporada.


He prestado mi cuerpo al espíritu,

mi voz al silencio

mi coraje a la serenidad

mi desesperanza al tiempo

sin embargo, me duele todo:

la humedad en los cuartos,

el cilantro caro, la blanca estatua

la soledad de la montaña, la línea recta...


¿por que me viene tanto motivo?


insuficiente decorar el desierto con rosas

colorear las máscaras y el árbol

-que nadie mire la luna con mis ojos-

porque dormiremos juntos mañana.


Este duelo callado, desafiante,

impreciso y largo como el pasado

se convierte en una presencia inútil.


Con una ropa desgarrada, enmohecida

que guardo hace años en un ropero sin llave,

me Invento palabras autocompasivas,

pusilánimes, mediocres, que se quejen,

es mi lengua la que quiere sacarlas a patadas


Pero el aguante contenido, casi rendido

y la entereza de mis pulmones,

inflaman mi garganta, la puerta del cuerpo

se me hace un nudo constante , permanente

y mis lazos, el suspiro que tose apenado,

la sal de mis pupilas, el gesto lacerante

reclaman su permanencia a toda hora.


Tengo que hacer espacio a otras penas,

y entonces lloro como el ciclo del agua,

con un sollozo discreto y casi invisible,

sin sonido de cascada, ni tsunami desastroso

simple , bobo, incauto y debilucho llanto

y en el dolor de mis fluidos, se va en olas

el hidrógeno, oxígeno y las pérdidas,

luego entonces, posterior a la subordinación

el corazón organiza los nuevos vacíos.


María Cayo.





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