Seamos limosneros
La mañana aparece con hambre,
la mujer sale a trabajar sin mirar al
cielo
y tiene hambre,
no tenía dinero para mirar arriba,
llora un poco
la nube desaparece, se la comió el
viento,
el vagabundo en la esquina, pide unas
monedas
quiere comer, tiene hambre.
el profesor limosnea un poco de
atención,
nadie lo escucha, todos tienen
hambre,
incluso él.
Un político llega al poder, porque su
hambre es mucha,
por la avenida, un grupo de locos se
manifiesta
por un hambre del grito, hambrienta
garganta, hígado...
el río se come a los peces,
los peces ya habían comido el océano,
el colibrí, la rana, el gusano y la
pulga del colchón.
Todos tenemos hambre.
Hay poca comida, hay muchos hambrientos
y el poeta come lunas, mariposas,
besos,
traga lo que se encuentra a su paso,
come tanta letra cuando no queda nada
en la mesa.
Las señoritas comen orgasmos, gimen
para cuando la sequía llegue...
algunos hombres comen soledad y ensalada
e intentan saciar las ganas.
Todos tenemos hambre,
la vida no es tan apetitosa,
dijeron...
hay vacíos en el estomago que no se
llenan.
Duele la hambruna.
...el reloj, tiene hambre de tiempo,
los humanos devoran el mundo,
comen papeles, máquinas, frutas,
caricias
y siguen con hambre, comen recuerdos,
chatarra,
galletas y café, comen nostalgias y
verduras
yo muero de hambre, en este marzo
comeflores
tengo muchas hambres en el alma.
Todos pidamos limosna, ¡seamos
limosneros!
vayamos a la calle y cada quien, por
turno
espere su comida o lo que sea.
*María Cayo.
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