Duele el tiempo

 

Duele el tiempo

 

Una sensación molesta de que no vengas

tan poco siglo para darme y

te acompañas de los meses, con prisa

que las hojas de los árboles caen en primavera

y las frutas nunca maduran

y la luna se asoma a la 1 de la tarde

y mi cuerpo lo lamenta.

Me duele el tiempo

el que perdemos sin tocarnos

el que pasa como lluvia sobre el tejado

el que nunca borro en mi calendario

el que me mira estupefacto y cruel

el que no tienes.

eres mi minuto tarde

la hora después, la madrugada

penetras a mi sueño, cuando ya desperté

y abro los ojos un poco envejecida

y mis caderas ya no caben en un columpio

ni mis manos soportan arrullar un niño

ya no soy la que fui,

se ha ido desgastando mi cordura

con los inviernos.

No hay tiempo

se nos acaba a ambos,

pasan las horas sin hacerte el amor

y por eso hago poemas,

para tatuar los instantes y los ríos

los orgasmos y tu cara

fotografiar la emoción

en una pintura rupestre de

la última morada

de mi boca en tu boca

de mi saliva en tu hombro

de mis relojes descompuestos

con una mirada tuya.

Desgarro las prendas de los segundos

para que tu los cobijes en verano

todo pasa rápido,

los cigarros se consumen a sí mismos

con velocidad enfermiza

y me quedan una pregunta

un cómo fue que ahora te quiero...

ya no existen más misterio en el bolso

solo miedo a que que todo se aleje

en medio de años perdidos...

y los senos

no tan firmes, extrañan tu arqueología

tu expedición profunda

mis dientes se caen, a destiempo

regresando mi voz a su lugar de origen

los silencios

intentando decir palabras con pocas sílabas

para que me escuches

pero la edad, te ha vuelto sordo.

No me hables de esperanza,

háblame de la vida que se nos ha ido

por tantos caminos, sin nosotros.

María Cayo

 

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