Juan Pablo

 

Decía a los 20 años:

"Si yo tuviera un hijo 
sería un niño libre de llorar o de reír
sería un niño libre de ofrecer a los demás de sus golosinas...
correría en su bicicleta bajo la lluvia,
fuera noble e inteligente, no sé si educado
lo prefiero rebelde que sometido, mi único afán sería que tome decisiones inteligentes..."

Inesperadamente
mi vientre se abultó hace siete años
y la naturaleza le dio a Juan Pablo
una mujer imperfecta de madre, la que ahora lees.

El ama jugar con corcholatas, y el sabor de las naranjas...
hace mil preguntas al día: del vapor, de los animales, de la construcción de la casa, de los partidos políticos, de las frutas y verduras que también odia... pregunta ¿qué es #yo soy 132 mamá?¿una señora siente cuando tiene un hijo adentro? 
me da un beso inesperado y su sonrisa es la más maravillosa que conozco. 
Hace adivinanzas mientras sonríe pícaro.

Juega cochecitos, trepa árboles..su resortera es intocable,
siempre encuentro canicas por toda la casa,
se enoja y me dice lo que piensa, me reta incluso.
Se maravilla de los insectos, de sus construcciones con jenga,
de una película que me cuenta a detalle, con gestos de asombro
como cuando atrapa una mariposa.
Es de los mejores en clase, si no lo fuera, no sé si importaría.

Y mis expectativas quedaron cortas..
se me anuda la garganta, cuando pienso en lo que aprendo de él.
Tener a mi hijo, ha sido lo más maravilloso que la vida (con todos sus atropellos) pudo darme.
Su mirada y sus abrazos encierran la metáfora más hermosa
que pude haber imaginado.

No puedo dejar de escribir en ésta página, cuánto lo amo.

Con todo y sus berrinches, sus tenis tirados por la casa, la bicicleta en la sala y un piso recién trapeado que se adorna con huellas de lodo. 
Y es mío. Mi hijo.

 

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