Hay una casa...
riego el jardín con agua de rosas,
cuando la vi tenía un aspecto bizarro
pervertido, oscuro
alguien escribió novelas en su patio.
Tenía libros deshojados de tan viejos
aprendí a habitarla...
conviví con los silencios en cada
habitación,
sólo por el gusto de no callar, leía
y
la luna acariciaba las páginas.
Amo las ventanas enormes , sus
nostalgias y rarezas.
y es que es una casa extraña,
inhabitable...
me gusta fumar dentro
no prendo la luz, para que nadie me
vea.
no grito, para que nadie note mi
locura
cuando bebo, la casa parece estar
tomada
y cuando salgo a tirar mi basura y la
tristeza
lo hago rápido, para que la soledad
no me cierre la puerta.
La casa me tiene miedo…
sus fantasmas me tienen miedo,
un pasillo tiembla cuando me acerco
¿ es el poema la amenaza?
triste casa, es la musa que me teme.
Tiene besos escondidos en cada rincón
los busco... sé donde pero no los
encuentro.
escarbo y no me canso,
pero a la casa le duelen los golpes
que le doy
entonces permanezco a tientas,
acaricio esa sala sin luz.
La casa ajena
de un portazo ayer me dejó afuera
los poetas no sabemos tocar con las
manos
tocamos con letras
pero no hay nadie dentro, tiene un
enorme vacío.
Nadie oye, nadie lee
la casa no tiene memoria,
Y yo estoy un poco sola...deshabitada
le escribo desde afuera
y muero de miedo de tocar de nuevo.
*María Cayo
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