Anoche el
viento gritaba sus vacíos
las hojas golpeaban sus palabras
en las largas paredes de la calle
y el frío intenso, no sabía de poemas.
cerré la ventana para no escuchar
y el aire fresco siguió con murmullos
aunque no hablamos el mismo idioma
una vez solos y en silencio
entendí al fin el miedo a decir,
esa emoción de quedarse callado
entonces, sólo entonces
cayeron en ambos, algunas gotas de lluvia.
*María Cayo
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