A un amigo incierto.
Hay un cierto tono en tus palabras que amo. Será que el "hemos
sido" y el "somos" penden de un sueño pequeño entre
nosotros, no sé cuál. Amor, ¿los sueños tienen un tamaño, una figura?
Tu ausencia y la mía parecen víctimas de los semáforos, de las batallas
perdidas, de los horarios fastidiosos. ¿Recuerdas la fecha de mi cumpleaños?
cualquier día que podamos tomar café. No idealizo los 35 años, tampoco el
número 36, me duelen los calendarios por crueles (lo dijiste ) y no hay
ninguno en casa.
Puedo recordar lo nocivo del tabaco y de Sabines como puerta de
entrada, también recuerdo la caída libre…y el golpe de mi espalda
sobre una piedra. Así me sucede siempre, caigo para levantarme, ya me
conoces...cada vez caigo menos, tal vez me acostumbre a la dureza de las
piedras. Hemos cambiado, sin embargo, es innegable que tenemos todas las
versiones del otro: la ridículamente poética, cómica, la del otoño y su
nostalgia. Tu y yo…tan hechos en un México dormido. Subimos inclinados sobre
una escalera maltrecha.
La poesía, pretexto de los humanos para la supervivencia de la normalidad.
Hemos sido felices, cierto.
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