Te busqué
en todos los árboles:
los desconsolados,
los afónicos y secos
los deshojados,
acechando mil veces
el bosque de palabras.
Y ahí estaba tu poema
lo encontré una madrugada, solo
y en sus raíces descubrí tu verde intenso
la metáfora y el verso.
Me senté bajo tu sombra,
tus palabras tenían ramas
fuertes, largas y precisas…
y en medio de mis desiertos,
y en medio de mis desiertos,
el oasis no tenía dueño.
Tu lenguaje fue el mar y selva
de mis incontables vuelos,
guarida de mi nostalgia,
y tu alma de poeta nos alcanza,
y tu alma de poeta nos alcanza,
y te pienso y te siento.