A Daniel Merlos



Te busqué
en todos los árboles:
 los  desconsolados,
 los afónicos y secos
los deshojados,
acechando mil veces
el bosque de palabras.

Y ahí estaba  tu poema
lo encontré una madrugada, solo
y en sus raíces descubrí tu verde intenso
la metáfora y el verso.

Me senté  bajo  tu sombra,
tus palabras tenían ramas 
fuertes, largas y precisas…
y en medio de mis desiertos,
el oasis no tenía dueño.


Tu lenguaje fue el mar y selva
de mis incontables vuelos, 
guarida de mi nostalgia,
y tu alma de poeta nos alcanza,
y te pienso y te siento.

 

María Cayo