Soy la desposeída
Una que muere entre sus propios cadáveres.
la que no
odia ni ama, esa soy
Desvalijada
de toda emoción,
mirando los
calendarios sin prisa, ni calma.
Ni llena ni vacía, siempre es nada,
desprovista
de tu beso y tu carne
cuando veo
un colibrí, veo tu rostro
cuando veo
un cactus, también,
un paisaje,
un salero, estás.
Cansa no poseer nada tuyo
ir así, por
todos los caminos
con las
uñas pintadas y las manos vacías de ti
soy la
desposeída,
despotricando
contra la lluvia,
el
viento, el invierno que no te trae en su frío...
Privada de ti, como el hambriento,
sin pan, ni
cobijo y tampoco me queda el tiempo
que me
deshabita cada segundo, de los mínimos recuerdos.
María Cayo.
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