Está roto el tiempo
en pedazos la distancia
has quebrado todos mis cristales
y no diré que te extraño.
Y mi vida se asemeja
una calle sin vecinos
sin la música de tus pasos
sin un árbol.
Esta luna cuyo rostro
es fragmento de la noche
me duele como cuerpo partido.
Todo dividido, rajado
entre la pérdida y ganancia
lo truncado del olvido
separados en dos partes:
Tu tan muerto y yo que vivo.
María Cayo.
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