El diario
Evado la sonrisa del sol,
el colibrí se asoma a la ventana
con su verde ordinario, la planta
susurran un discreto aburrimiento.
En el patio, las hojas del manzano
caen en suicidio colectivo
espero lo inaudito :un silencio roto
cielo de rostros, mar de vino
Y las horas viudas, solas
desaparecen debajo de un sillón
tomo café con los dedos
para que el miedo no me fatigue.
Giro la cabeza de esquina a esquina,
y bostezo a los lugares comunes,
miro el vacío de las cosas, como un niño
el que se cansa del juego perdido
el vecino me habla del mal tiempo
Y yo sonrío.
Rosario Cayo
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