La poesía es gota para el sediento de sueños...el agua es una metáfora en la punta de la lengua, la que debe ser dicha, para no deshidratarse en uno mismo.
Debo irme
tus miradas consumidas en el cenicero.
te dejo la lluvia de esta tarde.
a dónde las horas no tengan tu aroma.
de mí, de ti, de ambos, de todos.
María Cayo
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