Tu palabra,
viene cada mañana
y me acaricia los ojos.
Me dice boleros
no cantados,
Tu palabra,
me desfragmenta,
y me lees en pedazos.
Me hace una rosa frágil
en tu mano abierta,
quita las espinas.
Tu palabra,
me conmueve inevitable
al grado de amarte,
sin conocer tu latido.
María Cayo
María Cayo
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