Sin aire

 Sin aire


Tu silencio ha llegado a mis pulmones,

 me falta un cigarro para escucharte

aunque el sol sale todos los martes,

 la hipótesis es que me llueves.


No hay señal de mi deceso,

 pero me has llegado a los órganos…

 ¿Es aceptable que me invadas?


 Sobre tus hombros cargas

 todas mis carcajadas e historias

 y esta tos me hace más torpe, inútil

 y soy mi único sistema, mi costumbre

 con estrategias inválidas para llorar.


 Y con tu  inteligencia infinita, susurras:

“Pienso esto por esto,  por aquello, por lo otro..”

 y entonces, se me acaba la paciencia

y el oxígeno es muy caro…


¿Y la premisa, la promesa?

 

No hay argumento más pobre,

que  este cuerpo sofocado y exhausto

sin más aire contenido, englobado

sin suspiro de este octubre,

ni un instante de verdades,

para respirarte en agua o en cualquier parte.


María Cayo







Cuando llegaste

  

Cuando llegaste


¿Cuándo llegaste este noviembre?

tus hermanos arrugados salen de la nieve...

me obligaron a ir lento con cada dedo tu

Las dudas quedaron atrás, hubo "te creo" apilados,

y te escuché como un milagro instantáneo.


Parece que no te fuiste, apareciste en el país,

y lo sientes, mientras bebes agua de mi jarrón

Veo miles de causas perdidas

y estas son armas silenciosas, perpetuas de discursos

Te diré un bienvenido amigo: "pase usted"

y cadenas mentales de jerarquía forjada

Eran suaves y volátiles como un acto de fe...

Intenté cambiar el método menos científico

y como en un laboratorio de emociones,

Analiza tu despedida y luego otra vez.

con resultados de pérdidas hipotéticas,

y volviste a tus eternos kilómetros,

a tu mañana solitaria, a tu patio, a tu sillón beige,

a la realidad que duerme contigo, a la charla

tus amigos apegados, a este jardín tuyo

donde estamos muertos, donde nunca existimos.


María Cayo





Inmaculado

 Inmaculado

Luces inmaculado en esa foto,

tu sonrisa genuina y amplia

parece un sorbo de agua bendita

que nadie quiere beber.


Ni siquiera Buda te ilumina

-impermanente y vibrando alto-

reconozco tu  karma a la distancia.


No seré  tu paraíso seguro,

ni  la santa de cabeza,  sacrificio maya

no serás mi amigo, ni sombra de  pino,

eres el milagro de todas mis culpas

que resbala lento hasta  mi cuarto,

entre sábanas sagradas y sucias, 

el cuerpo tenía color de espíritu…



Ya no hay  música clásica en tus manos,

y estoy bien, no muero ni reencarno,

nada me turbe- masturbe- nada me espante

y quemo la duda eterna, me elevo...


De rodillas, me distraigo a ratos

y rezo, sin querer, un mal rosario

unto  tus palabras en el agua

y lanzo piedritas al pozo,

hasta que la nube se nubla conmigo…


Libero el  patio de juicios finales

para que toda oración o plegaria,

transforme las  falacias,  en vino

y la lluvia riegue el polvo convertido

de lo que fuimos y seremos…


Y me unto tu alegría de fariseo

en cada parte adolorida de mis ojos

sirva de  remedio para no ver tu  luz,

tu luz sin túnel, túnel sin luz,

que es más  infierno, que  cielo..


Colecciono tus mitos y rituales

te guardo en mi politeísmo

como a un semi-dios bueno,

dejaste en la vieja estufa

muchos años de carne y fuego.



María Cayo




Esperanza

 La esperanza mía

es flor ingenua,

que invoca lo eterno

antes del desahucio.


La paciencia ciega

-del que espera-

guarda en sus ojos

fe que nadie ve.


Un poema dormido

es la esperanza,

que quiere vivir

a pesar del deshielo,

aguarda la luna,

el más allá dela vida.


María Cayo








Tocar fondo

 

Tocar fondo


Ya no puedo guardar nada,

mis bolsillos, las alacenas

mis brazos, casa, memoria

se han quedado sin espacio.


¿En dónde te pongo,

para que no me olvides?


Tienes demasiados rostros,


eres mi deuda impagable,


el pecado inconfesable,


mi experiencia mortal,


¿amarte..? ¡qué molestia!



Te escondes siempre,


abajo del jardín,


en el fondo de mi alma,


hasta el final de la calle,

 

en la luciérnaga, piedra de mar.



Para no dejarte huérfano,


procuro encontrarte a veces


en mis latidos y horas, veranos

pero debo  confesar , amigo

que he tocado fondo,

y prácticamente desahuciada,

me decido a olvidar tu rostro

tu voz, tus imágenes coloridas,

tu café de la mañana y la risa,

pero así es la vida.


María Cayo











¿De dónde vendrá tanto llanto?

 ¿De dónde vendrá tanto llanto?


Me escondí los ojos para no llorar...

tragué con agua el desánimo cotidiano

y sin embargo, ya no pude contenerme

la presa , el río, liberó su caudal

cómo un hecho insólito, cuestionable,

algunos juzgaron la ultima lágrima evaporada.


He prestado mi cuerpo al espíritu,

mi voz al silencio

mi coraje a la serenidad

mi desesperanza al tiempo

sin embargo, me duele todo:

la humedad en los cuartos,

el cilantro caro, la blanca estatua

la soledad de la montaña, la línea recta...


¿por que me viene tanto motivo?


insuficiente decorar el desierto con rosas

colorear las máscaras y el árbol

-que nadie mire la luna con mis ojos-

porque dormiremos juntos mañana.


Este duelo callado, desafiante,

impreciso y largo como el pasado

se convierte en una presencia inútil.


Con una ropa desgarrada, enmohecida

que guardo hace años en un ropero sin llave,

me Invento palabras autocompasivas,

pusilánimes, mediocres, que se quejen,

es mi lengua la que quiere sacarlas a patadas


Pero el aguante contenido, casi rendido

y la entereza de mis pulmones,

inflaman mi garganta, la puerta del cuerpo

se me hace un nudo constante , permanente

y mis lazos, el suspiro que tose apenado,

la sal de mis pupilas, el gesto lacerante

reclaman su permanencia a toda hora.


Tengo que hacer espacio a otras penas,

y entonces lloro como el ciclo del agua,

con un sollozo discreto y casi invisible,

sin sonido de cascada, ni tsunami desastroso

simple , bobo, incauto y debilucho llanto

y en el dolor de mis fluidos, se va en olas

el hidrógeno, oxígeno y las pérdidas,

luego entonces, posterior a la subordinación

el corazón organiza los nuevos vacíos.


María Cayo.





Relativo

 

Relativo

 

De la piedra, no saldrá el sonido del agua,

y no tengo alas en los pies,

 necesario, despertar a medio sueño

y observar la inconsciencia del fuego

que se viste de  luz o ceniza 

y  nos aleja del recuerdo pesaroso

en un tatuaje mental...

 

Un jardín florecido no es primavera,

ni será otoño, la hoja que cae,

es una aproximación del tiempo,

que alude a cierta realidad...

todo es relativo, amigo

y se calla,  se sueña, para no llorar,


Se nos regala la muerte una noche

que se acaba en las mañanas,

sin saber sobrevivir,

sin saber resucitar.

 


 *María Cayo.




 

 


Surfear

 

Surfear sobre la superficie de la web, como conocer el océano con la palma de la mano, solo quedan los ecos de voces distantes a la orilla de la playa. Siempre en soledad nos alejamos de nuestra arena... aferrados a la lancha, al barco, a la tablita de madera, sin rumbo. Náufragos que oran, cantan, lloran, escépticos que dejan mudas a las sirenas y delfines, matando peces a su paso, matando el tiempo de agua salada. Personas sin rostro nadan despreocupados, con un salvavidas enorme, saludan a distancia, y ellos a gran velocidad conocen la grandeza de los mares y se sienten dioses, dioses tan iguales, tan en redes. Yo me aferro a conocer lo profundo. Tanta vastedad me pone inquieta. Vengo de una soledad menos húmeda, sin embargo, te busco en el fondo para sumergirme contigo. No me gusta bucear en el anonimato, somos humanos con un nombre, con una esencia... ¡que arrecifes, perlas y corales me he encontrado!  Submarino con alma, los superficiales me causan apnea.



 

Adiós en Francés

 

Adiós en francés

 

Te fuiste

y ni siquiera aprendí

a decir "no te vayas" en francés.

 

en tu pobreza, mis alas

en mis alas, tu madrugada

la que sostenía insomne

con una sola mirada

 

el brindis de café

lo arrastró la nieve de París

 

Llévame a la India o

a tu piel erógena

que beso a distancia

no te pareces a nadie

y te busco

en cada cigarro encendido

 

raspaste hasta encontrar

la mujer más tierna

que no soy

y te la llevaste al sur

contigo

me dejas conmigo

en la noche más cruel

con el corazón negro

más triste que tú

el que tragó a sorbos

la tristeza guardada

el miedo a ser

 

ya no vengas

no hay sonrisa que ofrecerte

y el brillo que amabas

de los ojos para adentro,

es hoy un pardo gato

un hueco lloroso

una señora muerta.´

 

yo pensé merecerme

la esperanza

hacer lluvia de rosas

en el desierto de ambos

 

somos tantos momentos

y ninguno cotidiano

lo tangible fue el sueño

largo, largo.

 

¿en qué tierra te encuentro?

para borrar tu paso en

la vereda seca de tu pasado

 con besos en la herida

sanamos ambos

¿lloras cómo yo he llorado?

¿en qué idioma prefieres

que te olvide?

 

María Cayo








 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Tiempo, soledad

 

Tiempo, soledad.

 

Estoy impaciente,

fatigado de las cosas deseadas.

Decreto al universo tu beso

y no escuchas, no vienes

 hay amarres que se rompen

no hay hilo de plata, ni rojo, ni azul

-todo es agua y silencio-.


El tiempo me dirige su flecha

y me recuerda que estoy muda

soy un blanco desatinado

¿será una víctima, la palabra?


Hago figuritas de silencio

con el humo de cigarro,

para corresponder al espacio

tu en tu alma, yo en la mía

donde hemos quedado solos.


María Cayo